Los tres años que fue gobernador de Tabasco, Adán Augusto López tuvo muy poco margen de maniobra. En el estado no mandaba él. Mandaba su gran amigo, su casi hermano, el presidente López Obrador. No había obra de infraestructura, decisión política, programa social ni rubro presupuestal que no llegara a la entidad con la directriz clara de Palacio Nacional. Las decisiones de Tabasco se tomaban en el Zócalo de la Ciudad de México. 

Lejos de rebelarse, de usar su poder político local para complicar la voluntad presidencial o de buscar resquicios para impulsar su propia agenda y no la del presidente, Adán Augusto López acató. Esa lealtad fue una buena apuesta: López Obrador lo volvió su número dos. Y ahora, encumbrado como secretario de Gobernación y al tener que aislarse el presidente por su contagio de Covid, ha quedado al frente del ejercicio de gobierno más importante de este sexenio: la conferencia mañanera. 

En los casi cinco meses que lleva en Bucareli, Adán Augusto López se ha construido una buena fama entre sus interlocutores. Lo sintetizaría en una frase: todo mundo me habla bien de él. Dentro del gobierno no ha entrado al golpeteo de la sucesión presidencial y sus pares lo ven como un eficaz operador político y un buen gestor. En la oposición, hablan bien de él gobernadores, dirigentes de partido, figuras del Legislativo. Se reúne con todos, incluso con los más enfrentados con su jefe, y lo hace con las mejores formas, un trato dramáticamente opuesto al del presidente. Distintas figuras políticas que han interactuado con él valoran cosas como que contesta rápido los chats, responde rápido las peticiones y trata de desatorar los problemas tanto administrativos como políticos. Relatan también que en corto se suelta con su humor negro, es dicharachero y buen anfitrión. Es decir, facilita el diálogo. 

Se ha ganado de un lado y otro de la cancha la fama de ser un vehículo confiable: sin agenda propia, todo lo consulta con el presidente, no hace nada que contradiga a su jefe, de todo le informa. Estas, que podrían ser las indeseables características de un hombre sin margen de maniobra ni vida política propia a pesar de su alto cargo, en este sexenio de un solo hombre se valoran como virtudes de un alto funcionario con el que aliados y adversarios pueden hacer cosas y llegar a acuerdos que se cumplen. 

Su perfil es más bien discreto. No es mediático ni estridente, no ocupa muchos espacios de la discusión pública y su figura es poco conocida, comparada con otros de sus compañeros. Sin embargo, ahora está en la palestra, y estos días de un presidente en aislamiento lo pondrán en el reflector. Veremos cómo usa ese poderoso templete. Y cómo el poderoso templete incide en él. Cómo se porta y cómo lo ven dentro y afuera. Todo esto va a pesar este año, el próximo y, desde luego, en el 2024.

 

SACIAMORBOS

Cambios en el gabinete. Asciende a subsecretaria María del Rocío García Pérez, tía de Gabriel García, operador financiero de AMLO metido en el escándalo de Cabal Peniche et al, y sospechoso de toda suerte de corruptelas. Asciende a secretaria del Bienestar Ariadna Montiel: su premio por haber juntado las firmas para la revocación… usado los padrones de los programas sociales.

Por: Carlos Loret de Mola A.

carlosloret@yahoo.com.mx

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