Desde que llegó a encabezar la Auditoría Superior de la Federación, David Colmenares estableció un engranaje de corrupción para que cualquier gobierno pudiera, a cambio de un buen dinero, sacudirse el golpe político de ser señalado por las irregularidades en el manejo del dinero público.

Desde luego, Colmenares no se encarga de operar esto a detalle. Eso lo expondría mucho políticamente. Con el que hay que arreglarse es con el maestro Isaac Rojkind Orleanksy, titular de la Auditoría Especial de Seguimiento, Informes e Investigación, brazo derecho de Colmenares.

¿Cómo funciona? Si la Auditoría Superior hace observaciones sobre algún gobierno, éste de inmediato contacta a los altos funcionarios. La primera cita es para explicar en qué consiste la irregularidad. Si para ésta no hay explicación, pues se trata de un abierto desvío de recursos, entonces se pasa a la segunda ventanilla. Los “contactos” en la Auditoría sugieren contratar a un despacho defensor, con quienes los altos funcionarios de la ASF tienen buena relación. Pero nada avanza hasta que no se da la cita con Rojkind y se define cómo va a ser el intercambio: “según del sapo es la pedrada”, dice el dicho, es decir, depende del tamaño del desvío es el tamaño de la tajada de soborno para que la Auditoría haga como que se explicó satisfactoriamente la irregularidad.

Así me lo explican fuentes de primerísimo nivel que, a través de gobiernos estatales, han tenido acceso a este mecanismo de corrupción.

David Colmenares, el auditor Superior, llegó a ese cargo gracias al padrinazgo del ex gobernador de Oaxaca (papá del actual), José Murat Casab. Colmenares trabajaba en un segundo plano en las zonas económicas especiales, ese experimento que lanzó el entonces presidente Enrique Peña Nieto. Murat padre había ya recuperado su poder como operador político, pues fue central para que el presidente Peña Nieto lograra el Pacto por México del peñismo. Murat lo llevó a la Auditoría.

Y Murat padre sigue siendo muy poderoso en el actual gobierno. Y no sólo porque su hijo, a pesar de militar en un partido de oposición, es uno de los gobernadores consentidos del presidente AMLO. Al grado que priistas de primer nivel aseguran que Murat hijo ya avisó que se arregló con el presidente López Obrador para que Morena arrase en Oaxaca en las elecciones: “le entregó el estado”, fue la frase.

El auditor David Colmenares está hoy en el ojo del huracán por descalificar su propia auditoría y recular, tras las declaraciones del presidente AMLO, ante los señalamientos que hizo al gobierno por los gastos en la cancelación del aeropuerto de Texcoco y la actitud de la Secretaría de la Función Pública hacia los auditores que la vigilan.

Por Carlos Loret de Mola A. / carlosloret@yahoo.com.mx

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