En el Mercado Adolfo López Mateos de Cuernavaca, en el conocido pasillo de las bicicletas dentro de la sección de ropa, se encuentra el taller de restauración de Niños Dios "El Tico", un pequeño pero significativo negocio que ha adquirido gran relevancia entre los devotos que buscan preservar sus imágenes religiosas. El taller toma su nombre del apodo de su dueño, quien con dedicación y destreza se ha especializado en la restauración de estas figuras sagradas.
Desde hace algunos años, "El Tico" ha trabajado en la restauración de imágenes del Niño Dios, ayudando a mantener vivas las tradiciones religiosas. Su labor no solo es apreciada por su calidad artesanal, sino también por el profundo significado que tiene para los fieles que confían en su trabajo para conservar sus figuras.
Los costos de la restauración varían según la complejidad del daño que presente la imagen. Por ejemplo, la reparación de un brazo tiene un costo aproximado de 300 pesos, el cambio de pestañas 60 pesos, la restauración de un dedo—uno de los arreglos más comunes—50 pesos, y cuando se trata de una restauración detallada en un área grande, el costo puede ascender hasta los 400 pesos.
En la temporada previa al 2 de febrero, día de la Fiesta de la Candelaria, "El Tico" recibe imágenes de Niños Dios de todos los tamaños y colores. Sin embargo, estas piezas no permanecen mucho tiempo en el taller, ya que, una vez restauradas, sus dueños las visten con trajes alusivos a santos o advocaciones religiosas tradicionales para ser presentadas en la misa de la Candelaria. Esta celebración católica conmemora la presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén, 40 días después de su nacimiento, y es una fecha clave para los creyentes que rinden homenaje al Niño Dios.
La restauración de estas imágenes no solo cumple una función estética, sino que también refuerza la devoción y el respeto por las tradiciones religiosas. "El Tico" ha logrado consolidarse como un punto de referencia para quienes buscan conservar sus imágenes sagradas, contribuyendo así a la preservación de una de las costumbres más arraigadas en la cultura católica.