José Ignacio Madrazo, Embajador de México en Líbano, informó en su cuenta de Twitter que la explosión se originó por 2,750 toneladas de nitrato de amonio, que se encontraban en una bodega en el puerto de Beirut desde 2014.

El ministro del Interior libanés sostuvo que la información inicial indicaba que material explosivo incautado hace años, que estaba almacenado en el puerto, había detonado. Israel, que ha luchado varias guerras contra El Líbano, negó cualquier participación y ofreció ayuda.

“Lo que estamos presenciando es una gran catástrofe”, dijo el jefe de la Cruz Roja del Líbano, George Kettani, a la emisora Mayadeen. “Hay víctimas en todas partes, en las calles y áreas cercanas y lejos de la explosión”.

 

La explosión ha cobrado la vida de al menos 80 personas y ha dejado más de 4 mil heridos, luego de que se generara una onda explosiva que rompió ventanas, derribó murallas y sacudió el suelo en toda la capital libanesa.

Las autoridades dijeron que esperan que el número de muertos aumente a medida que los trabajadores de emergencia busquen entre los escombros a sobrevivientes y retirar los cuerpos. La explosión fue la más poderosa que se ha registrado en Beirut, que enfrenta una crisis económica y un aumento de las infecciones de coronavirus.

La explosión fue tan grande que algunos residentes de la ciudad, que aún recuerdan los bombardeos de la guerra civil de 1975 a 1990, creyeran que se había producido un terremoto.

Aturdidos y llorando, algunos heridos buscaban por las calles a sus familiares.

 

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