La lucha política ha sufrido una fuerte transformación en poco tiempo, pero en general la vida de cualquier sociedad. La WEB ocupa un lugar importante en esa transformación. INEGI, en su reporte más reciente de abril de su Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares, nos dice que hay 74.3 millones de usuarios de los cuales el 20 % son jóvenes de entre 25 y 34 años, seguidos del rango de entre 18 y 24 con un 17 %, y los más jóvenes representan un 12 %. O sea, la mitad de los usuarios tienen menos de 34 años. Los niños andan en el 10 %. La mayor parte se conecta por medio del celular que son 70 millones de usuarios (79 sostiene la Asociación de Internet), que la utilizan para entretenimiento; comunicarse; obtienen información y con fines educativos. La mitad accede a redes sociales y para leer periódicos y revistas. No está mal. Pues significa que la gente ha logrado ingresar, sobre todo los jóvenes, al mundo de la información al instante. En la WEB puede llegar a donde uno quiera y ha logrado modificar la vida cotidiana. Vemos en los cafés, en los restaurantes, en la calle, en los autos, en los trenes, en los hoteles, en las plazas a la gente doblada sobre su celular. En todo lugar y en todo el mundo y en todos los idiomas, culturas, países sin importar la ideología. Obama llegó a ser presidente de los EUA gracias al impacto que logró en las redes. Trump utiliza el Twitter para comunicarse con la sociedad americana y en realidad con todo el mundo, ya sea mofándose, amedrentando, insultando, provocando… y haciendo campaña. Uno sólo de sus twitts provoca movimientos en la economía mundial y aterroriza con facilidad a los países. Las manifestaciones públicas datan de tiempo inmemorable. Sin embargo han tomado nuevas características a partir de las convocatorias que se hacen por medio de los mensajes o de las redes sociales. Allí está Turquía, Egipto, Chile y muchos otros países. Podemos destacar “las benditas redes” que han permitido un debate político muy intenso en las redes en México. Una auténtica explosión de participación social en los temas. Un campo de batalla en el que mutuamente se atacan con gran belicosidad las partes en conflicto, ya sea entre organizaciones criminales y sobre todo los bandos políticos. Algunos analistas consideran que las agresiones que se dan en el campo virtual pueden trascienden a la realidad. Los cuartos de guerra digitales están muy activos. Ejércitos de bots han aparecido para incidir en la opinión pública. La cantidad de improperios que se puede ganar alguien por externar su opinión lo pueden hacer a uno sonrojar. Auténticos linchamientos que en ocasiones cumplen su cometido al desprestigiar a una persona. “Convertidos en una turba furiosa” como dijo J.J. Rousseau hace más de dos siglos y medio que lo hizo refugiarse en otro país y abandonar a su natal Suiza. O sea, no es novedad y la historia nos cuenta de este tipo de linchamientos. La tentación del poder de limitar la libertad que gozan las redes se hace presente cuando no le es favorable. La lucha por el espacio digital es intensa. La información fluye de manera vertiginosa y en pocas horas un tema de la mayor importancia pasa a segundo plano por la emergencia de un tema nuevo, en ocasiones inducido por el gobierno y otras por algunos actores con influencia política y capaces de mover a la opinión pública.

¿Cuál es el futuro de la WEB? Sin duda llegó para quedarse. Estamos en el nacimiento de una nueva cultura. Por lo que se requiere de una estrategia de largo alcance para construir esa nueva ciudadanía. Es decir, las nuevas generaciones tienen que estar preparadas para saber distinguir con conocimiento e inteligencia la información que se allegan por internet para no dejarse engañar, seducir, entrampar. Aprender a distinguir. A separar e identificar las fake news de la información confiable. Ardua tarea sin duda en la que tiene o debería conducir el sistema educativo. Me temo que no estamos preparados para ese tsunami en el que ya estamos llamado ola digital. El tema es de la mayor importancia pues está en juego el futuro del país. La herramienta está disponible. Un martillo sirve para hacer muebles, juguetes, casas, objetos de arte pero también sirve para destruir. La WEB es una herramienta al alcance de la mano, por vez primera en la historia de la humanidad, al servicio de quien quiera utilizarla, para bien o para mal. Por ello, mostrar el camino a las nuevas generaciones para que sepan que no solo sirve para acceder a la música, películas, chats, blogs, pornografía, entretenimiento. Tienen que desentrañar lo que está un poco más allá: Libros, artículos científicos, Arte, Literatura, Ciencia, Tecnología, etc. Siendo Dean de la Escuela de Salud Pública de Harvard, Julio Frenk me comentaba con cierta preocupación que estaba inquieto por que sentía que Harvard no estaba al nivel que reclamaban los tiempos en cuestión de uso de la tecnología. Me quedé sorprendido. Si 

Harvard no estaba a la altura, que es posiblemente la mejor institución de educación superior del mundo, dónde diablos estábamos nosotros. ¿Existe en algún lado una Política Pública sobre el uso de la WEB y su desarrollo en la educación? 

 

 Ariel Homero López Rivera
opinion@diariodemorelos.com

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