En la década de 1919 a 1929, período entre dos guerras mundiales, no es complicado imaginar el ambiente que se vivía en Europa. Alemania y Austria están con serias dificultades en su economía. Thomas Mann dibuja con gran claridad en su Montaña Mágica la desolación, la tristeza y sobre todo el debate que existía entre dos concepciones del mundo. Se iniciaba una era de cierta prosperidad, que sería interrumpida por la segunda guerra mundial.
Tiempo de Magos, La Gran década de la Filosofía 1919-1929, es un libro escrito por Wolfram Eilenberger (Taurus: 2019) en el que muestra, de manera lúcida, la existencia de cuatro personajes que habrían de marcar un antes y un después en la historia de la filosofía moderna: Cassirer, Heidegger, Benjamin y Wittgenstein.
Eilenberger, simplifica comprender a cada uno de los filósofos, mostrándolos desde su vida personal, íntima, sus emociones, conflictos, dificultades para hacerse entender y vivir en una época oscura, que lleva a exclamar a Wittgenstein ante el jurado de su tesis doctoral integrado por Bertrand Russell y G. E. Moore: “No se preocupen, sé que jamás lo entenderán”. Cambridge, 18 de junio de 1929. Veinte años antes había renunciado a una herencia enorme, para dedicarse a enseñar en un pueblo a parvulitos escolares.
Davos es el escenario donde habrían de converger dos titanes: Ernst Cassirer y Martin Heidegger. El mismo que inspiró a Thomas Mann para que escribiera su Montaña Mágica. Cassirer destaca por mantenerse fiel a las formas simbólicas y el lenguaje, mientras Heidegger anunciará una nueva ciencia originaria del Ser. Recién había publicado su magistral El Ser y el Tiempo.
Walter Benjamin, por su parte, al fin tendrá éxito con su Calle de Sentido Único, y el reconocimiento de la talla de personalidades como Herman Hesse. Más tarde también lo lograría con su Libro de los Pasajes. Su peculiar método de investigación que lo lleva a las inquietantes preguntas sobre la esencia del tiempo y la finitud de la eternidad.
Eilenberger, logra amalgamar y entretejer de manera paralela la vida de los cuatro filósofos y las propuestas que convergen en ciertos puntos y en otros son divergentes, al tiempo que relata la vida de cada uno de ellos: sus problemas como pensadores a la vez como seres de carne y hueso.
La propuesta de Wittgenstein, queda expresada en su “No decir nada, sino aquello que se puede decir”: la supremacía de la ciencia natural sobre lo metafísico.
Cassirer piensa que el ser humano es un ser que produce signos, que le permiten darle sentido a sí mismo y a su mundo, un sostén y orientación. El sistema de signos más importante es la lengua materna. Pero no es el único. Los mitos, el arte, las matemáticas o la música, también lo son.
Para Heidegger el verdadero fundamento es un sentimiento individualísimo: la angustia, que se apodera del individuo cuando se hace consciente de su existencia. Dos ideales opuestos. Por eso, cuando Cassirer y Heidegger se encontraron en Davos, fue evidente que sus filosofías eran dos visiones distintas del mundo.
Tiempo de Magos, nos remite a pensar en los tiempos actuales. Como en aquel entonces, la humanidad transitaba por momentos sumamente complejos. Una nueva época se instalaba. Los años veintes se vuelcan con optimismo, con ganas de vivir y con ganas de olvidar. Hoy, como en ese entonces, nos enfrentamos a unos tiempos que se antojan impredecibles, aterrorizadores, desconcertantes. De miedo.
Hoy no es solo la guerra entre naciones (que la sigue habiendo), es la guerra de la supervivencia de vastos sectores de la humanidad, que, es atacada por el virus surgido en China. Coloca en entredicho los poderosos avances alcanzados en la tecnología, la economía, las ciencias y la salud.
En una entrevista concedida por el autor de Tiempo de Magos al diario El País lo expresa tal cual:
“Este libro no solamente habla de la década de 1920, sino que está escrito con un ojo puesto en el presente, porque nuestro tiempo se parece mucho a aquel 1920. Uno de los conceptos más importantes de esta conferencia entre Heidegger y Cassirer fue el miedo. Creo que esto es algo de lo que deberíamos hablar cada vez más desde el punto de vista filosófico: cuál es la importancia y cuál es la consecuencia de la política del miedo en nuestro tiempo actual. Si analizamos actualmente la política del miedo, la pregunta es qué puede hacer la filosofía a este respecto.”
Por supuesto hoy, no son las mismas condiciones de la década de los fabulosos 20’s . Nuestro tiempo tiene diferencias sustanciales, pero lo que nos dice Eilenberger, sin duda es similar: El miedo. Miedo es lo que esta pandemia provoca; es lo que está presente. Esperemos que ahora, como entonces, en algún lugar del planeta, estén surgiendo pensadores que nos permitan comprender el nuevo mundo que emergerá de la actual crisis.

Por: Ariel Homero López Rivera / opinion@diariodemorelos.com

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