Serían las diez de la noche cuando un auto le cerró el paso muy cerca de la Cruz Roja

La amenazaron con un arma de fuego y la obligaron a subir a un auto

Quiso gritar para llamar la atención, pero recibió un golpe en la cara con el arma

Le dijeron que se agachara

 Comprendió que estaba en serio peligro y una vez en movimiento pidió que le vendaran los ojos para no reconocerlos

 De esta manera pensaba que estaría a salvo de que una vez que cobraran el rescate no le harían daño

Pensó que lo mejor para tener idea de por dónde la llevarían rezaría padres nuestros y llevaría la contabilidad

Así supo que estaba a 40 minutos más o menos de Cuernavaca rumbo a Cuautla por algunas señales que alcanzó a ver y memorizar

La bajaron y la metieron en una habitación de una pequeña casa con los ojos vendados

Descubrieron en su bolsa la tarjeta del gobernador y la de su hermano y pensaron que era alguien importante

Los secuestradores entraron en contacto con la familia

W, su primo, se hizo cargo de las negociaciones

En el cuarto había una cama y un baño

Esa noche se le apareció su tía Tere

Le dijo que no se preocupara porque saldría viva, pero que fuera prudente (seguramente lo soñó)

Esa “aparición” la tranquilizó

Al amanecer escuchó a una señora gritar a su marido Severo y a su hijo Severito: ¡Levántense, huevones!, episodio que se repitió todos los días del cautiverio

Luego cuando se retiraba el marido, la señora cantaba mientras lavaba la ropa y lo hacía muy bien

Todo lo registraba en su memoria

Escuchó a una mujer que llegaba y preparaba el desayuno y luego la comida

Nunca la vio

Así pasaron cuatro días con sus largas noches
Le permitían bañarse y no la volvieron a agredir a pesar de que, cuando regresaban en la noche, a veces con aliento alcohólico, los tres bandoleros dormían en su misma habitación y descargaban las pistolas

Las negociaciones continuaron y su primo W era asesorado por el Jefe de la Policía Judicial, que meses más tarde sería encarcelado por ser cómplice de una banda de plagiarios

Como se pudo se reunió una cantidad de dinero importante

El nerviosismo de su primo lo llevó a obedecer y también les llevaría las joyas

Por supuesto los agentes se instalaron en su casa

Una vez llegado a un acuerdo y entregado el rescate la soltaron en el camino a la ex hacienda de San Gaspar a las seis de la mañana

Estaba confundida pero su enojo era mayor que su miedo y llegó a una conclusión: Los tengo que encerrar para que no puedan dañar a otros

Se dedicó a buscar la manera de hacerlo

Contrató abogados y entró en contacto con la PJ y su director

Se entrevistó con él y denunció toda la dura experiencia

Por lo que no tuvieron más remedio que hacer la investigación correspondiente

Llevó a los agentes al recorrido que recordaba a partir de los padres nuestros y sobre todo a la música que escuchó estando en cautiverio pues era de la fiesta del pueblo y por supuesto la mujer de Severo

Identificó plenamente la casa

No tenía ninguna duda

Armada de valor, acompañó a los agentes al operativo para detener a los secuestradores, utilizando una peluca roja para evitar ser identificada

Una vez en el sitio, alguien pensó que no era conveniente exponerla

Ganó la prudencia

Atraparon a los maleantes, pero por supuesto el dinero desapareció y las alhajas también

Su decisión fue contundente: nadie podría quitarle la paz ni su tranquilidad y menos aún permitiría que no se castigara a los responsables

Los pequeños y oblicuos ojos del Director de la PJ la miraban con auténtico asombro

Ella fue la que consiguió los videos de las cámaras en los cajeros automáticos pues eran evidencia importante

Cuando la llamaron para que identificara a sus captores de inmediato los identificó y los confrontó cara a cara frente al juez

A la fecha purgan su condena

Que lamentable que a pesar de haber transcurrido más de veinte años del suceso, la tragedia que viven los que son privados de su libertad aún se sigue dando

Lo peor es que se han incrementado

La horrible experiencia de lo sucedido al Rector Vera, a mi amigo P en los días recientes nos habla de la cruda realidad de nuestro país y de nuestro Estado

La falta de una política pública certera contra la inseguridad; de la prevalencia de la impunidad; de las evidentes complicidades de autoridades con criminales

Pues me resisto a creer que, teniendo identificadas a las bandas delictivas, con los recursos tecnológicos con que se puede contar y que no logren disminuir los casos que afectan en lo más profundo la dignidad humana, genera sin duda alguna permanente incertidumbre en nuestra vida cotidiana

Por: Ariel Homero López Rivera / opinion@diariodemorelos.com

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