El obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, en su homilía dominical reflexionó sobre la parábola del fariseo y el publicano, relatada por San Lucas, destacando que este Evangelio ofrece una enseñanza profunda sobre la verdadera oración y la actitud que el creyente debe tener ante Dios.
Desde la catedral de Cuernavaca, monseñor Ramón Castro Castro explicó que Jesús dirige esta parábola a quienes se creen justos y desprecian a los demás, recordando que la autosuficiencia espiritual aleja del encuentro con el Señor.
El fariseo, dijo, representa a quien cumple con la ley, pero se presenta ante Dios con orgullo y sin apertura del corazón. En cambio, el publicano reconoce su pequeñez y pide compasión; por eso, “vuelve a casa justificado”, no por sus obras, sino por su humildad. “El justo es quien recibe la gracia de Dios, no por ser santo, sino por confiar en su misericordia”, subrayó el obispo.
A partir de esta enseñanza, señaló tres consecuencias fundamentales para la vida cristiana. La primera, ser sinceros ante Dios, “podemos ocultar a los demás nuestros pecados, pero no al Señor, que conoce lo más profundo del corazón”. La segunda, mirar a los demás con caridad, sin comparaciones ni juicios. Y la tercera, mirar siempre a Dios con humildad, reconociendo que todo bien procede de Él.
Finalmente, recordó que la Eucaristía es el momento privilegiado para orar como el publicano con sencillez y fe, conscientes de nuestra pobreza y de la grandeza del amor divino que perdona y salva.

Marcela García /  marcela.garcia@diariodemorelos.com
 

Cumple los criterios de The Trust Project

Saber más

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Sigue el canal de Diario De Morelos en WhatsApp