Cuernavaca ha sido visitada por infinidad de viajeros de todas las regiones del mundo, muchos de ellos dejaron escritos sus testimonios, experiencias, observaciones y los sentimientos que les produjo nuestra bella ciudad. 

El 19 de febrero de 1901, arribó a Cuernavaca una infatigable viajera británica de la época victoriana, Ethel Brilliana Tweedie (1862–1940), mejor conocida como Alec Tweedie, quien fue recibida en la estación de ferrocarril por el gobernador del estado Manuel Alarcón, además de funcionarios del gobierno e invitados especiales.

 Antes de visitar Cuernavaca la señora Tweedie se había entrevistado con el presidente Porfirio Díaz, al que describió simplemente como un “hombre atractivo, fino y fuerte... con ojos obscuros, profundos y penetrantes”, asimismo lo calificó como “el personaje más importante de la historia moderna” y lo comparaba con el zar de Rusia y con el papa. Por su poco conocimiento de la política nacional, Tweedie aseguraba que era “un dirigente democrático”.

Al preguntarse ella misma ¿porqué había visitado México? Decía que “…aquella tierra parecía ofrecerme un pasado más histórico que casi cualquier otro país en el planeta del Señor,…” y que “…México en este año de gracia de 1901, es altamente civilizado, pero en otros, permanece en la barbarie total. Es una tierra de paradojas. Es sumamente interesante, siempre pintoresco, algunas veces hiela la sangre y a menudo es triste” 

Los periódicos nacionales, como el Mexican Herald, siguieron con atención sus pasos y decía  ”…la encantadora autora inglesa, partirá esta mañana rumbo a Cuernavaca y otros puntos a lo largo de la línea de Cuernavaca y el Pacífico y tal vez a las grutas de Cacahuamilpa. El presidente Díaz ha escrito una carta personal al gobernador Alarcón, de Morelos, para presentar a la Sra. Tweedie.”

En el momento en que bajó la señora Tweedie del ferrocarril el gobernador le ofreció el brazo con cortesía ceremoniosa y enseguida subieron a un precioso landó cerrado, que los trasladó a su hotel. Alec contaba, “Mientras recorríamos las calles nos saludaban tanto policías como soldados, y la gente retrocedía e inclinaba la cabeza” 

 

La señora Tweedie describió a Cuernavaca como “…un lugar maravillosamente antiguo y a la vez avanzado, con fábrica de ladrillos -el rojo de sus ladrillos me recordó nuestras hermosas casas inglesas-. Su fábrica de cerveza, los baños públicos, las fábricas de hielo, arroz y luz eléctrica su preciosa catedral y lo más interesante de todo para mí, la maravillosa casa y el jardín donde vivió Maximiliano…Era un jardín ideal, un jardín para que los enamorados caminaran a placer y susurraran esas dulces naderías que convierten a la tierra en un paraíso; el lugar para un poeta o pintor; un lugar para sentarse a reflexionar en lo bella que es la naturaleza, en lo maravillosa que es la vida, para darse cuenta del mundo de felicidad en el que hemos nacido” 

Por la noche una banda militar le dio una serenata bajo su ventana. 

Al día siguiente Manuel Alarcón y una comitiva la acompañaron a visitar el Salto de San Antón, y decía: “Cerca de cien indígenas del pueblo nos recibieron sombrero en mano….y me entregaron algunas piezas de cerámica como ¡recuerdo de su visita, señora!. Y agregó: “...la gente es limpia, pintoresca y deliciosamente respetuosa en sus modales…”

Alec Tweedie permaneció en Morelos ocho días, visitó el palacio y la hacienda de Cortés en donde le ofrecieron elegantes recepciones. Aseguraba que “Los banquetes son larguísimos…¡Pasaron sucesivamente ante mí por lo menos veinticinco platillos” 

En el Teatro Porfirio Díaz (hoy cine Morelos), el gobernador ofreció un espléndido concierto, “En el escenario estaban sentadas cerca de treinta muchachas con sus mandolinas y guitarras; más abajo la orquesta…” 

Tweedie visitó también algunas haciendas, las grutas de Cacahuamilpa y las ruinas arqueológicas de Xochicalco, entre otros lugares.  Escribió varios libros sobre México, entre los que se encuentran: México como lo vi (1901), Porfirio Díaz: Siete veces Presidente de México (1906) y El creador del México moderno: Porfirio Díaz (1906). Alec Tweedie fue una incansable defensora de los derechos de la mujer y sirvió en muchos comités de caridad. 

Por: Valentín López G. Aranda   / valentinlopezga@gmail.com

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