La cereada en el poblado de Ocotepec, Cuernavaca, es una tradición que se realiza desde hace años y que consiste en otorgar una vela (cera) en cada ofrenda que se visite, como acción de reciprocidad, y para iluminar el camino de los fieles difuntos.
“Es una de las tradiciones más importantes y representativas en Ocotepec que destaca por su riqueza cultural y religiosa, se le denomina ofrenda nueva a aquellos que fallecieron en un período no mayor a un año”, explicó Abigail Hernández Trejo, una joven oriunda del poblado y quien desde hace un año ha realizado una investigación sobre esta tradición en su comunidad.
Según Hernández Trejo, en las capillas hacen un novenario de rosario, donde mencionan a todos los difuntos que fallecieron este año en el barrio, por lo cual la familia doliente lleva una foto del difunto y una silla de palma.
Para la colocación de la ofrenda, debe estar lista antes del mediodía. “Esta se coloca sobre una mesa donde se forma el cuerpo del fallecido con pencas de plátano y pan que se cubren con un mantel, sobre éste se coloca ropa según el difunto vestía y una calavera de azúcar como cabeza. También hay cuatro ceras, una en cada esquina, flores como gladiolas, terciopelo y cempaxúchitl. En la parte superior de la ofrenda se coloca una tela azul con estrellas, angelitos y un faldón de papel picado hecho por familia y artesanos del pueblo”, explicó Hernández Trejo.
Recomendaciones para “Cerear”
Los pobladores le denominan “cerear” a la acción de entregar una vela (cera) durante la visita en cada ofrenda, pues se cree que con estas acciones se ayuda a la familia doliente y cada vela es una luz que usará el difunto en su largo caminar.
Para “cerear” en las ofrendas, se recomienda llevar ceras largas, y también ceras artesanales conocidas como “escamadas” por la forma que tienen. Al momento de entregar la cera en la ofrenda, los familiares del difunto otorgan un plato de comida y una bebida caliente, por lo que es recomendable llevar algún recipiente, un vaso o un jarro. Asimismo, la comunidad recomienda pedir permiso antes hacer alguna acción que no esté dentro de las tradiciones, como son las fotografías y los videos, ya que esto podría ser interpretado como una ofensa para la familia del fallecido.
Los disfraces, relacionados con la cultura extrajera del Halloween, no son recomendables. Sin embargo, es preferible asistir con una chilacayota artesanal, las cuales llevan una vela en su interior.
Hasta la noche del primero de noviembre se puede “cerear”, ya que al día siguiente la ofrenda es levantada y es compartida con los familiares y visitantes.
Salvador Rosas / salvador.rosas@diariodemorelos.com