Frente a todos los ignorantes, tontos, necios, tarugos, tercos o locos que insisten en no guardarse, por más que las autoridades, los medios de comunicación y los comunicadores se lo sugerimos, recomendamos y advertimos, no faltan por desgracia quienes insisten en ser balandroneros, entre mujeres u hombres que se mantienen retadores en su deambular, para presumir que a ellos no les pasa nada… Que conste, las funerarias se encuentran saturadas por tantos muertos dejados por el Coronavirus, circunstancia que agobia y también tiene hasta el tope los pocos hornos crematorios con que contamos en Morelos, en tanto que los panteones tradicionales resultan insuficientes para recibir tantos cadáveres y por desgracia, en esos tres lugares quienes mayor riesgo tienen son los empleados y los trabajadores incineradores o enterradores llamados “muerteros”…

Tétrico y poderoso es el paisaje que vivimos y frente a ello, aún hay y vienen muchos más caídos por la creciente pandemia, que no tiene límite ni se ve, ni se sabe hasta dónde llegará, ni mucho menos hasta cuándo lo declinarán o por ­n terminará…

Todo parece indicar que esta cuestión pandémica de COVID-19 llegó para quedarse y tengamos que aprender hasta donde sea posible, el saber y poder sobrevivir con ella… Tan es realidad esta cuestión pandémica, que una institución seria como lo es el Ejército Mexicano quedó a cargo de las obras de restauración, remodelación y reconstrucción del hospital Carlos Calero Elorduy ubicado en la Avenida Álvaro Obregón esquina con la Calle Ricardo Linares, por los rumbos de El Calvario en Cuernavaca…

Bastó la simple presencia del Presidente Andrés Manuel López Obrador, para que éste entregara ese nosocomio semi abandonado, perteneciente al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado -ISSSTE-, sin siquiera un plumazo en documento alguno, para que se lo dejara Andrés Manuel al Ejército hace aproximadamente 2 meses, anunciando que contaría con todos los recursos humanos, materiales y equipo… Se habló de 280 millones de pesos para la habilitación de dicho Hospital, que según información del general secretario Luis Cresencio Sandoval González, prácticamente está listo, con ¡70 camas! e instalaciones para atender a los enfermos…

Si reflexionamos sobre este tema y la información del número de camas, entonces nos daremos cuenta a sabiendas de que el Ejército no juega con esto de la Pandemia, que ésta va y continuará en serio, por lo cual lo más conveniente para todos los que pretendemos sobrevivir al demoniaco virus, es guardarnos y protegernos, a efecto de no caer en la desgracia y tener que ocupar una cama de esas u otras de los otros hospitales formales y los improvisados, que también los tiene el Ejército, junto con otros que están implementando las autoridades gubernamentales, para medio paliar lo que ellos saben que es, esta pandemia como mal mortal… ¡Ni modo, a cuidarnos y que Dios nos proteja, no nos queda de otra. OBITUARIO: Duele la partida de la señora Ana María de Jesús López Enríquez, quien nos hace recordar a su esposo don Juan Manuel Cuevas Jiménez, el hombre que en los espacios del Tribunal Superior de Justicia, durante sexenios fue uno de sus pilares intelectuales y operativo por el saber que acumuló en los espacios de las leyes y el Derecho...

La extinción de la señora Doña Ana María, nos motiva a expresar nuestra solidaridad amistosa a sus hijos Patricia Ana María, Juan Manuel, Salvador, María del Carmen y Julio Alejandro Cuevas López... ¡Que Dios les dé pronta resignación! ¡Descanse en paz la Señora Ana María de Jesús López Enríquez. ¡Hasta mañana que será un día más..!

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