Que en cualquier momento los canadienses podrían volver a sacar las uñas, advertimos en el Atril del 20 de julio de 2018, reiterados los comentarios del columnista sobre la devastación que causaría la materialización del proyecto de la minera canadiense, agazapados entonces los ejecutivos de la empresa predadora que hacían “relaciones públicas” y dividían a los ejidatarios entre los que aceptaban dádivas y los que mantenían su resistencia a la mina. Y las acaban de sacar. Realizada el 22 de octubre pasado en Acapulco la XXXIII Convención Internacional Minera, el comunicado de prensa de la Secretaría de Economía resaltó que el subsecretario de Minería, Francisco Quiroga, afirmó: “El presidente López Obrador ha reconocido reiteradamente el papel que juega y jugará la minería en nuestro país”. Añadió: “Los nuevos trámites se resuelven, en principio, dentro de los plazos que marca la ley”. Expresó en la aparente campaña a favor de las minas de empresas extranjeras y nacionales: “La minería da trabajos seguros y relativamente bien pagados en los lugares más apartados y vulnerables del territorio”. Habló de “una siguiente etapa caracterizada por la seguridad, la sostenibilidad, la inclusión social y la responsabilidad fiscal”. Y anunció “un nuevo sistema que simplifique y digitalice los trámites, así como su consolidación y automatización de la base de datos”. Lo que para el caso de Morelos tiene que ver con el proyecto de la mina de oro en Temixco. El mismo que recién fue alabado en una gacetilla con el mismo fin mediático, de convencer a la gente de que la dicha mina traerá progreso. Dice: “En nuestro estado existe el interés de invertir en un proyecto minero, el cual generaría empleo formal directo e indirecto en diversas comunidades, así como una derrama económica importante en todo el estado, más de 10 mil millones de pesos que vendrían, sin duda, a darle otro rumbo a la economía estatal (...) Este sector (el minero) emplea directamente a más de 350 mil personas en México (…) Se cuenta con el apoyo de líderes y de representantes populares que han puesto el interés general de la nación por encima de cálculos electorales de corto plazo, afiliaciones políticas e ideológicas o intereses de grupo”. Y admitió: “El Proyecto “Esperanza” tiene la intención de establecer una industria minera de oro en las inmediaciones de la comunidad de San Agustín Tetlama, ubicada en el municipio morelense de Temixco”… ¿El texto insinúa que claudicaron en su lucha contra la apertura de la mina los campesinos, los científicos y personas de otros sectores sociales que integran el Consejo de Pueblos de Morelos, el Movimiento Morelense Contra las Concesiones Mineras de Metales Preciosos, el Consejo de Pueblos de Morelos, más organizaciones y ambientalistas de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos? Lo que no dicen ni la gacetilla ni el boletín es que si la Secretaría del Medio Ambiente autoriza la apertura de la mina, envenenarán el suelo y el agua, dañarán la fauna, depredarán los cerros del Jumil y Colotopec, en Tetlama; pondrán en riesgo del colapso la zona arqueológica de Xochicalco, extenderán el saqueo a 15 mil hectáreas. Los publicistas de los empresarios canadienses callan lo sabido: que el proyecto de la mina de oro y plata contraviene a la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, pues afectaría los recursos hídricos y el área arqueológica de Xochicalco, que es Patrimonio de la Humanidad, y que la poligonal que implican las concesiones mineras suman 150 millones de metros cuadrados. Por supuesto asimismo omiten que las condiciones no han cambiado y el riesgo antiecológico persiste, así que lo deseable para la salud de los miles de morelenses que habitan en esa zona es que la Semarnat confirme la desaprobación al Manifiesto de Impacto Ambiental. ¿Por qué? Entre otras cosas, debido a que para la extracción de oro usarán cianuro de sodio, y mercurio para la plata; los trabajadores que respiren niveles incluso bajos de cianuro durante varios años sufrirán dificultad para respirar, dolores del pecho, vómitos, alteraciones en la sangre, jaquecas y dilatación de la glándula tiroides. Veneno puro. Vigente la advertencia científica de la doctora Lilian González Chévez, de la UAEM, en 2013 resumió: “(la mina) tiene relación con el acuífero de Cuernavaca, y la cantidad de agua que se dispone y que sería utilizada para fines mineros si se aprobara el proyecto, la principal razón es por el agua, y la segunda por la zona arqueológica”. Y la pregunta de fondo: enemigo declarado del neoliberalismo, el presidente López Obrador cederá ante la eventualidad de una presión “diplomática” del Canadá?.. (Me leen mañana). 

 

José Manuel Pérez Durán
jmperezduran@hotmail.com

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