A propósito de gobernantes iletrados que se asumen de la 4-T pero en realidad son de derecha, ¿cree el lector que comprendan lo siguiente?: Del liberalismo económico del siglo XIX que desembocó en el “capitalismo salvaje” del XX, los países transitaron al neoliberalismo en las dos últimas décadas de la centuria anterior, con el saldo de la pobreza convertida en la miseria llamada eufemísticamente “pobreza extrema”. En términos de calidad de vida, la miseria representa zonas marginadas dentro y alrededor de las ciudades, sin o escasos servicios públicos, cero alumbrado público y cero vigilancia. Son áreas que se convirtieron en “tierra de nadie”, explotadas por bandas de la delincuencia organizada. En el ámbito local y en las primeras dos décadas del siglo XXI, además de haberse borrado el rostro rural de Morelos y buena parte de sus idílicos parajes, el paisaje morelense degeneró en un urbanismo desordenado, al igual que muchas zonas de México. Hay áreas de auténtica marginación y miseria. Se puede decir que hasta mediados del siglo XX en Morelos y buena parte del país hubo, en efecto, pobreza, pero no miseria. En la primera condición la gente tiene asegurados los elementos básicos para subsistir, en la segunda vive al día y en muchas ocasiones las personas no tienen ni para comer. Ésa es la pobreza extrema. Son las condiciones o “caldo de cultivo” para que los jóvenes marginados, sin posibilidades de estudio ni de trabajo, sean absorbidos por el espejismo del dinero fácil que propicia la delincuencia organizada… Bombardeados por mensajes de los medios electrónicos e Internet que describen los “paraísos artificiales” que sólo un magnífico ingreso puede lograr, los jóvenes sin alternativas son presa fácil del crimen. Los ejemplos se repiten en la nota roja de los periódicos, a los que el titular del organismo estatal de seguridad reaccionó trasladándole la culpa a diputados. Para efectos mediáticos el tiro le salió por la culata… NO ES de ahora el exceso de personal en el Ayuntamiento, empezó hace dos décadas, incrementado sucesivamente a partir de la administración panista de 1997-2000. “El desmadre arrancó con el PAN”, recuerda un trabajador pensionado. Resumo: y continuó con el regreso del PRI y el PES que luego gobernó la capital, heredándole a Morena 4 mil 400 trabajadores en 2018. El 52 por ciento son pensionados y jubilados, y activos el resto agrupados en cinco sindicatos contra uno de principios de los noventa. Valga la redundancia: ello explica una parte de la crisis sobre la crisis de la Comuna capitalina, donde, si en 2019 las finanzas ya andaban arrastrando la cobija, la pandemia del Covid-19 llegó para darle la puntilla. No obstante los ajustes presupuestales, la administración de Antonio Villalobos ha sido solidaria, pagando salarios completos a los trabajadores de base, manteniendo la prestación de los servicios públicos, cumpliéndole a los cuernavacenses “que son el verdadero patrón”. Al reconocer que ha tomado “decisiones que pesan sobre mis hombros”, se refiere a los despidos de trabajadores que, aunque aprobados por el cabildo, no por inevitables dejaron de ser un drama para los hombres y mujeres que perdieron el empleo. Esta y otras medidas generaron la reingeniería administrativa, laboral y operativa a la que obligó el golpe de la pandemia versus la economía no sólo de los gobiernos federal, estatal y municipales, sino de todas las personas de prácticamente todo el país. Y así vamos para dos años... (Me leen después).

Por: José Manuel Pérez Durán jmperezduran@hotmail.com 

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