La pregunta que preocupa a lo largo y ancho de México es si Donald Trump será capaz de cumplir sus amenazas contra los mexicanos indocumentados. Ayer, junto con la llegada del bocón a la presidencia país del norte, aumentó el temor de los migrantes mexicanos que no tienen papeles. Las víctimas del racista Trump serán apoyados con dos mil pesos por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. De acuerdo al Consejo Nacional de Población, en el país del norte viven 40 millones de migrantes mexicanos de tres generaciones, y según la gobernadora Margarita González Sarabia, hay cerca de 250 mil morelenses…
LA SEMANA anterior los usuarios del Sistema de Transporte Colectivo recibieron la buena nueva de que el coordinador general de Movilidad y Transportes del Estado de Morelos, Josué Fernández Fernández, desmintió que este año será autorizado un aumento en la tarifa de las rutas. Ante el rumor (probablemente generado por los concesionarios) de que la agenda de la gobernadora Margarita González Sarabia prevé el alza de elevar tarifa, el funcionario pidió a la ciudadanía estar tranquila y no dejarse engañar por rumores. Dijo:
“Debe quedar bien claro: no hay nada sobre el alza de la tarifa del transporte. Siempre hay solicitudes de los concesionarios, pero se les ha dejado en claro que no se tocará ese tema en este momento. Está descartado para este año”. Igualmente negó que vaya a aumentar el pago de impuestos y servicios, y calificó como mínimas las cantidades en el incremento en la actualización de la UMA (Unidad de Medida y Actualización). Y sobre la tenencia vehicular, recordó que sólo se cobrará a los automovilistas que no paguen puntualmente a tiempo su refrendo. Sin embargo, sólo una declaración de la gobernadora Margarita González en el sentido de que no habrá ningún incremento tarifario terminaría con el rumor, y sería determinante. Y para que los ruteros no se pasen de rosca, poner en los parabrisas de combis y microbuses ruteros un letrero que señale: tarifa oficial 10 pesos.
Todo empezó con esta historia que el columnista ha contado en más de una entrega:
De los 40 centavos que costaba un pasaje en las postrimerías de los años cincuenta y 45 en los sesenta, escaló a 50, 60 y 70 centavos. Cinco años después llegó a $ 1.50, como consecuencia de la primera devaluación del peso en el gobierno de Luis Echeverría Álvarez. Se acercaba el final de los ochenta cuando el pulpo camionero dio la última boqueada. Databa de fines de los setenta, monopolizado por el zar del transporte, Jesús Escudero, un multimillonario con autobuses de pasaje urbano en Acapulco y gente, se decía, del cacique del priismo guerrerense Rubén Figueroa Figueroa. En Morelos, Escudero les compró autobuses y concesiones a los dueños de las líneas de camiones urbanos y suburbanos Chapultepec, Urbanos y Emiliano Zapata.
En 1979-80, los usuarios de Cuernavaca y municipios aledaños estaban hartos de que los permisionarios del transporte urbano subieran las tarifas cada vez que les daba la gana. Los transportistas estaban coludidos con funcionarios corruptos. De pronto convertidos en concesionarios, los choferes de taxis y autobuses urbanos empezaron a recorrer las calles con lo primero que tuvieron a la mano: coches a manera de taxis “peseros”, como había en el entonces Distrito Federal, viejos la mayoría, y combis usadas que los usuarios aceptaron de buen talante. Creadas como el Sistema de Transporte Colectivo por el entonces gobernador Lauro Ortega Martínez, sorteada una parte de las concesiones en el desaparecido cine Ocampo (el hoy Teatro de la Ciudad) a choferes de taxis, otra parte a permisionarios de los antiguos autobuses de servicio urbano de pasajeros y una tajada más del pastel a las dirigencias de la CTM y el SNTE que fundaron las rutas obrera y escolar.
Sin embargo, una vez muerto el pulpo camionero poco tardó en ser parido el monstruo rutero, vendidas las concesiones por ex taxistas que no supieron manejar el negocio, acaparadas por flotilleros voraces, repartido el botín entre presidentes de rutas y revividos los permisos del ex monopolio de Escudero. Pero lo peor: ya no con uno sino con varios interlocutores ante el gobierno y parecidos o iguales vicios, explotados laboralmente los choferes que hasta la fecha cubren jornadas de más de ocho horas sin prestación laboral alguna en un servicio público de tercer mundo padecido por miles de niños y adultos que viajan apiñados en combis y microbuses mayormente de modelos atrasados… (Me leen mañana).
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