Quizá nunca se sepa si Genaro García Luna compartía los sobornos que recibió del cártel del “Chapo” Guzmán con el ex presidente Felipe Calderón, pero tanto en México como en Estados Unidos se piensa que sí. Acusado de cargos federales de narcotráfico, corrupción y mentir a las autoridades estadunidenses, la detención en Texas del otrora súper policía de Calderón es un escándalo estruendoso. Se le sospecha poseedor de una inmensa fortuna, de al menos una mansión en Florida que cuesta millones de dólares, y en Cuernavaca de lo que fuera el restaurante “Chelis”. Poderoso secretario de Seguridad Pública de México entre 2006 y 2012 y director de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) en el gobierno de Vicente Fox, la detención de García confirma el dicho popular de que entre más alto se llega más fuerte es el porrazo de la caída. Lo cual puede sucederles a funcionarios actuales, estatales o federales, que hoy se sienten intocables pero pueden estar en la misma ruta que Genaro… A PROPÓSITO de que hoy jueves se celebran 488 años de la aparición de la Virgen de Guadalupe, se escucha decir una concurrida calle del centro “¡El milagro es sobrevivir a tanta calamidad!”. Aunque milagro es, en efecto, salir adelante en medio la economía nacional, nadie puede sustraerse al poder de convocatoria de la Virgen del Tepeyac. Para nutrir la memoria, vamos a recordar argumentos a favor y en contra del milagro guadalupano en tanto esperamos el favor divino que nos dé fuerza para aguantar lo que queda del 2019. La imagen original de la virgen de Guadalupe es originaria de Extremadura, España. No por nada Hernán Cortés y muchos de sus soldados eran extremeños. Uno de ellos traía una imagen de la virgen con todo y marco que tuvo que abandonar en el campo por estar herido durante el fragor de la famosa persecución mexica conocida como “La noche triste”. La virgen de Guadalupe española se “apareció” en la sierra de Guadalupe (Extremadura) poco más de doscientos años antes que la mexicana, hacia 1322. La leyenda española es muy similar a la mexicana: la virgen se le aparece en el cerro a un humilde pastorcillo y pide que se le construya allí mismo una iglesia. El pastor lleva la petición a los clérigos, que no le hacen caso. La aparición y la petición se repiten. Un hijo del pastor resucita después de ser dado por muerto. Los clérigos van al lugar de la aparición con el pastor y encuentran oculta una escultura de la virgen, “esculpida sin intervención humana”. Levantan el santuario y a la virgen se le conoce también como “morenita de las Villuercas” (un pueblo cercano), porque la imagen de madera es morena. El primer documento que relata la leyenda extremeña de la aparición de la virgen y la escultura es de 118 años después de la supuesta aparición, por allá de 1440. Fray Juan de Zumárraga, obispo de México, no conoció a Juan Diego. En sus múltiples relatos, archivos y cartas el primer obispo de México –a quien se pone como el testigo presencial de la aparición milagrosa de la imagen de Guadalupe en la tilma de Juan Diego– no menciona a Juan Diego, ni al milagro ni a la virgen milagrosa, ni siquiera da un indicio de que hubiera oído hablar de ellos. Existe en cambio un sermón del mismo Zumárraga, posterior a la supuesta o real aparición, que habla de que “ya no hay milagros en su época, ni son necesarios para creer en Cristo”. Por lo anterior, a la imagen de Guadalupe no se le consideraba de origen milagroso. Hay documentos que prueban que la imagen de Guadalupe y la capilla del Tepeyac existían desde antes de 1556 y los indios la consideraban “milagrosa” en el sentido de que hacía milagros. Pero no se menciona la aparición, ni al indio Juan Diego, ni el plasmado sobrenatural de la imagen. El sucesor de Zumárraga, el obispo Fray Alonso de Montufar, en un sermón de 1556 se suma a los rumores de que la Virgen hace milagros para atraer una mayor devoción de los indios hacia ella, lo que le trae severas críticas de los franciscanos, enemigos de la idolatría. En el mismo año de 1556, Fray Antonio de Huete pide al arzobispo que por lo menos deje de llamarla “Nuestra señora de Guadalupe”, sino de Tepeaca (Tepeyac), puesto que en España ya había una virgen con ese nombre por el lugar que se llamaba así, Guadalupe. Fray Francisco de Bustamante señala en un sermón que “decirles a los naturales que una imagen pintada ayer por el indio llamado Marcos Cipac de Aquino hacía milagros, era sembrar gran confusión”. Y el arzobispo Montufar ordena más tarde que “no se haga reverencia al lienzo, ni pintura, ni palos de las imágenes, sino a las imágenes por lo que representan”, lo que no deja de ser una contradictoria forma de llamar al producto de tan portentoso milagro… (Me leen mañana). 

 

José Manuel Pérez Durán
jmperezduran@hotmail.com 

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