Aparece la foto de un sujeto canoso con lentes, gris el traje, azul y rojo la corbata y un escudo con las iniciales FGE al lado del cual se traduce: Fiscalía Anticorrupción del Estado de Morelos. Abajo, la alerta: probable partícipe de hechos delictivos, recompensa de hasta 1110 umas a quien aporte información útil, veraz y oportuna para la localización y captura. Y en letras mayúsculas el nombre del prófugo: Jesús Alejandro Vera Jiménez, a secas, sin el título de licenciado ni el cargo de rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), pues ya no lo tiene pero lo tuvo. Un póster al estilo de los carteles del viejo Oeste estadounidense con las fotografías de malhechores famosos por cuyas capturas ofrecían recompensas de miles de dólares.

Acusado Alejandro Vera de presuntamente haber participado en la estafa maestra por varios miles de millones de pesos, su vida pública ha sido una sucesión de claros y oscuros. En agosto de 2016, la vida le sonreía al en ese momento rector de la UAEM. Era feliz, llevado de la mano por el poeta Javier Sicilia “sonaba” para gobernador. Pensaba: si Graco Ramírez pudo, ¿por qué yo no? Decía que no, pero estaba metido hasta las cachas en cosas de la política. ¿Intentaba “blindarse” por la causa penal que presentía venírsele encima? Por esos días, usó el membrete del autodenominado Frente Amplio Morelense para liderar la toma “simbólica” del Palacio de Gobierno.

Fue una función de teatro mal actuada, burda, mediática. Difundidas las imágenes videograbadas de un “señor Rector” en el papel de paladín arengando a sus seguidores, Vera apareció en escena brincando la valla metálica, levantando la pierna, enarbolando protestas sociales, posando sonriente para las fotos del presente y el álbum del porvenir. Fue una caricatura tipo Chapulín Clorado a la que sólo faltó el grito de “¡síganme los buenos!”. Por dos años Vera “se dejó querer”, negó aspirar a ser gobernador, siguió un plan y el 15 de febrero de 2018 se registró como precandidato del Partido Nueva Alianza a gobernador. Pocas semanas después renunció a la candidatura del Panal, declinó a favor del abanderado de la coalición Juntos Haremos Historia que postuló a Cuauhtémoc Blanco Bravo, y la farsa le fue pagada con la chamba de director de Ciencia y Tecnología del nuevo Gobierno del Estado. Aún era feliz, relativamente remoto para entonces el recuerdo de enero de 2018 cuando por una noche fue puesto en prisión domiciliaria tras ser arrestado en un restaurante del norte de Cuernavaca por agentes de la Policía de Investigación Criminal comandados por el fiscal anticorrupción, Juan Salazar Núñez.

Un año después, la buena suerte empezaba a abandonar a Alejandro Vera quien debió preocuparse por el encarcelamiento de Rosario Robles Berlanga. Acusada de uso indebido del servicio público cuando estuvo al frente de las secretarías de Desarrollo Social y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, la también ex jefa de gobierno de la Ciudad de México quedó formalmente presa en el reclusorio de Santa Martha Acatitla, luego de una audiencia que duró doce horas. Esto en el marco de los primeros efectos procesales versus la llamada estafa maestra, de miles de millones de pesos que hasta esta hoy día involucran la probable participación de ex rectores de universidades públicas, entre ellos el de Morelos. Hoy, por la captura de Alejandro Vera la FGA ofrece una recompensa de 1110 umas que equivalen a 99 mil 478 pesos. Poca cosa, una nimiedad, comparada con el cerro de billetes que hizo perdedizos la estafa enorme… (Me leen después).

Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com 

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