Locales vacíos son unos doscientos en los pasajes Lido y Degollado.
 Nadie parece tener la intención de venderlos, así que permanecen cerrados cuando alguien debería aprovecharlos.
 ¿Quiénes? Familias desempleadas, comerciantes sin puestos en los dichos pasajes o ambulantes que, tras años de vender en calles del primer cuadro, no han podido hacerse de un patrimonio.
 ¿Pero cómo hacerlo? El alcalde Antonio Villalobos ha propuesto levantar un censo que señale con claridad los nombres de los titulares de los puestos inutilizados.
 La historia: Mediados de los noventas.

 El desempleo siguió pariendo vendedores callejeros que terminaron instalados en el centro y en otros sitios relativamente alejados del primer cuadro.
 Se convirtieron en mercaderes permanentes, sin locales ex profeso construidos pero en los hechos fijos, y fue de esta manera que se dio la construcción del Pasaje Lido, con la idea hasta el día de hoy frustrada de sacar del Zócalo y de calles cercanas al comercio informal.
 Entonces como hoy, el fondo del tema es la subsistencia de miles de familias que se ganan la vida en el centro neurálgico de Cuernavaca, en otros lugares de la ciudad y el interior del estado.
 Y la solución que por años no ha sido aplicada, procurar lugares adecuados para reubicarlos.

 Lo hemos dicho hasta el hartazgo: un cuento de nunca acabar que viene de los ochenta y fue catapultado por la implantación del modelo neoliberal de gobierno.
 Complejo el mundo del comercio ambulante, practicantes sus componentes de una cultura contraria a la formalidad y a los trámites burocráticos, resistentes a las propuestas que signifiquen cambios a su modo de ser y a su rutina de trabajo, en septiembre pasado el alcalde “Toño” Villalobos intentó el ordenamiento que por décadas ha estado ausente en el centro de Cuernavaca.
 Pero tocó los intereses de los “líderes” que cobran cuotas de protección a los mercaderes, y sus adversarios políticos aprovecharon la ocasión para sabotear el proyecto del parque Melchor Ocampo, desatando un golpeteo político que duró semanas.

 Fenómeno de múltiples aristas, en el comercio informal hay patrones y empleados de puestos en mercados municipales y el centro comercial ALM, los pasajes peatonales y el puente de Guerrero, en tianguis itinerantes, taquerías, fondas y toda suerte de changarros.
 Comerciantes informales casi siempre ha habido adentro y afuera del mercado ALM, y lo mismo sucede en los mercaditos municipales.
 Tomadas cuarenta años atrás, desde entonces están invadidas las aceras de la calle del comercio tradicional, Guerrero, luego de que los vendedores de mercancía contrabandeada acabaron metidos en el Pasaje Degollado, más conocido entonces que ahora como “Mercado de la Fayuca”.

 Unos autoempleados, otros con patrones y todos sin seguridad social (eloteros, vendedores de globos, etc.
), tienen derecho a ganarse la vida.
 Predios para meterlos hay, pero alejados del primer cuadro en donde no querrán instalarse porque bajarían sus ventas, soslayadas las opciones del conjunto de edificios abandonados en Clavijero, media cuadra abajo de Guerrero, y quedada en una idea imposible de materializar la sugerencia de derribarlos para tender un puente con localitos tipo Plaza de la Tecnología hacia la bajada de la avenida López Mateos; o construir segundos pisos en los pasajes Lido y Degollado, o que el gobierno compre y/o expropie por causas de utilidad pública el estacionamiento del costado sur de Guerrero y haga un tercer pasaje para los ambulantes y semifijos de la Plaza de Armas, el Jardín Juárez y las banquetas de las calles próximas al Zócalo… (Me leen después).

Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com

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