El Cuerpo de Bomberos de México, Morelos y de todo el país celebraron, ayer, el Día del Bombero, fecha que se fijó en el calendario cívico en recuerdo de que el 22 de agosto de 1873 se creó en el puerto de Veracruz el primer cuerpo de “tragahumos” que existió en México. 

Aquí, la historia del Heroico Cuerpo de Bomberos en Morelos está por escribirse, a menos que un atento lector nos desmienta. El dato que viene a la memoria es que la estación de bomberos de Cuernavaca estuvo muchos años ubicada en un predio donde hoy está el edificio del Tribunal Superior de Justicia y era ocupado también como corralón, atrás del Palacio de Cortés. En los ochenta, el gobernador Lauro Ortega Martínez dispuso el cambio a la Base Zapata. De los años noventa data la Central de Emergencias de CIVAC, patrocinada por las empresas del parque fabril. Considerado uno de los trabajos más peligrosos, lo es porque gracias a la abnegación de las personas con este oficio se pueden salvaguardar la vida y el patrimonio de los ciudadanos en casos de incendios, inundaciones, deslaves, otros siniestros naturales así como en accidentes, aunque pongan en riesgo sus vidas. También llamado “tragahumo”, el nombre “bombero” procede de su ocupación tradicional: apagar fuego, para lo que usaban bombas con que sacar agua de pozos, ríos, depósitos o almacenes de agua cercanos al lugar del incendio. Documentos de la historia de la Ciudad de México ya mencionan en 1527 la existencia de grupos dedicados a combatir siniestros, conformado por naturales, habitantes y voluntarios que eran comandados por soldados españoles. Pero es hasta 1880 que el presidente Porfir  io Díaz creó, provisionalmente, el primer Cuerpo de Bomberos de la Ciudad que se instaló en las calles de Humboldt y Balderas del centro de la capital. En 1922 se expidió el Reglamento del Cuerpo de Bomberos del Distrito Federal, y en 1951, después de su intervención en el incendio de la Ferretería “La Sirena”, se le otorgó por decreto presidencial el carácter de “Heroico Cuerpo de Bomberos”. Por definición, los bomberos o el cuerpo de bomberos es una organización gubernamental que se dedica a prevenir accidentes e incendios. La mayoría de los bomberos pertenecen a organizaciones públicas y son de dos tipos: pagos o voluntarios, siendo ambos profesionales. También existen bomberos privados, grupos de bomberos en fábricas y empresas e igualmente bomberos universitarios. En enero de 1920, el Heroico Cuerpo de Bomberos contaba con 130 elementos, los cuales se reclutaban entre personas con aptitudes para el servicio y sobre todo con físico corpulento. Entonces presidente interino, Adolfo de la Huerta vio las necesidades de extender la cobertura del servicio y ordenó la construcción de nuevos puntos de apoyo en diversos lugares de la hoy segunda ciudad más poblada del orbe. Y no se diga cuando se trata de combatir los incendios forestales. Entre las brigadas especiales que existen y los voluntarios realizan cada año una labor heroica para combatir los siniestros. Pero si nunca es tarde para exaltar su noble y heroica labor, también es cierto que jamás han estado ni bien pagados ni mejor equipados. Auténticos servidores públicos, son los únicos entes de gobierno a los que quiere el pueblo, e injustamente, los patitos feos… GROSSO modo, en Morelos existe un parque vehicular público y privado de 400mil vehículos registrados en la entidad, y al menos unos 50 mil emplacados en CDMX, el estado de México y Guerrero. Todos circulan en el territorio estatal. Tenemos entonces algo así como medio millón de unidades automotrices que ruedan sobre nuestros caminos, calles, carreteras y autopistas. Así que para una población de un millón 900 mil habitantes, hay aproximadamente un vehículo por cada cuatro personas, lo cual es un número preocupante. Lo anterior debería alarmarnos por la emisión de contaminantes a la atmósfera, problema para el que la situación orográfica de Morelos permite que los vientos “barran” con las partículas suspendidas de bióxido de carbono, ventaja que no tienen en el Valle de México, donde las serranías impiden esa limpieza con la regularidad requerida. Por ese lado la vamos librando. El asunto del parque vehicular de Morelos es de otra índole: dicho sin ambages, estamos en el punto crítico de resolver una cuestión que nos debimos plantear hace cuarenta años, pronosticada fatalmente en una película de Charlton Heston de los años setenta titulada “Cuando el destino no alcance”. Y lo peor, que autoridad se preocupa ¬¬–ni se ocupa– por este problemón… (Me leen el lunes).

 

José Manuel Pérez Durán
jmperezduran@hotmail.com 

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