Una madre latina, única sospechosa de asesinar a sus tres hijos en California, admitió que ahogó a los pequeños para supuestamente "protegerlos" de su padre porque, según ella, el hombre pertenece a una red de tráfico de personas.

Liliana Carrillo, de 30 años, rompió el silencio desde una cárcel del condado de Tulare, en el norte del estado, y admitió en una entrevista que había asesinado a los niños ahogándolos.

La entrevista exclusiva fue otorgada al noticiero 17 News de la televisora KGET, afiliada a la cadena NBC.

Visiblemente angustiada, la mujer dijo al reportero: “Los ahogué. Lo hice tan suavemente, no sé cómo explicarlo. Los abracé. Les di un beso. Me disculpé todo el tiempo. Amaba a mis hijos”.

El sábado pasado las autoridades de Los Ángeles desataron una búsqueda de Carrillo después de descubrir los cuerpos de Joanna, de 3 años de edad; Terry, de 2, y Sierra, una bebé de seis meses, sin vida en un apartamento del barrio de Reseda.

La hispana alega que “no quería que siguieran abusando de ellos”.

"Desearía que este no tuviera que ser el caso, pero prometí protegerlos”, añadió.

Carrillo estaba enfrascada en una batalla legal con el padre de los niños, Eric Denton. Ambos padres habían alegado en las cortes que los pequeños corrían peligro en manos del otro.

Denton presentó una solicitud de emergencia el 4 de marzo en la Corte del Condado de Tulare pidiendo la custodia de los niños dado el deterioro emocional y psicológico de Carrillo.

Por su parte, Carrillo asegura que buscó ayuda en los servicios sociales de Los Ángeles y vio a un terapeuta varias veces, pero no tuvo éxito.

La hispana dijo estar arrepentida de lo que pasó. “Ojalá mis hijos estuvieran vivos, sí. ¿Desearía no haber tenido que hacer eso? Sí. Pero prefiero que no sean torturados y abusados de forma regular por el resto de su vida”, declaró.

Carrillo escapó en un vehículo que luego estrelló cerca de Bakersfield, al norte de Los Ángeles, y robó la camioneta a una persona que se acercó para ayudarla.

Posteriormente fue capturada en la tarde del 10 de abril en Ponderosa, una pequeña comunidad en el Valle de San Joaquín, y actualmente se encuentra bajo custodia de las autoridades, acusada de robo.

La hispana admitió que se quería suicidar lanzándose a un precipicio.

Los cuerpos de los pequeños ya fueron entregados al padre, según reveló el Departamento Forense de Los Ángeles.

Los registros de la corte revelaron que la pareja vivió con su hija mayor en un vecindario de Los Ángeles durante unos meses en 2018. Más tarde la familia se trasladó a la ciudad de Murrieta, condado de Riverside, hasta marzo de 2019.

Luego, la familia se mudó a Porterville, en el norte del estado, donde vivieron todos hasta el 25 de febrero, cuando Carrillo y los niños se marcharon y se establecieron en el apartamento de su madre en Reseda.

La Fiscalía de Los Ángeles aún no ha presentado cargos de asesinato contra Carrillo.

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