El municipio de Cuernavaca es una de las entidades más afectadas por el crecimiento urbano en el estado de Morelos, el cual empezó de manera descontrolada a partir de los años 70’s con la apertura de la autopista México-Acapulco, logrando su máxima expresión a partir de los sismos de 1985, en donde todo el estado fue lugar ideal para recibir a los afectados por los movimientos telúricos que tanto daño causó a la Ciudad de México.
El crecimiento urbano se presentó de manera importante en el aumento del número de su población, que pasó de 160,804 habitantes en 1970 a 281,294 en 1990, hasta llegar a un total de 393,585 habitantes en el año 2017, lo que representa un incremento del 245 por ciento en 47 años. No obstante lo anterior, lo más preocupante fue el incremento de la ocupación del suelo, en el 2009 la mancha urbana ocupaba el 56.5 por ciento de la superficie territorial de Cuernavaca y la vegetación natural solo existía en el 25.3 por ciento del territorio.
La zona arbolada existente en el municipio se ubica principalmente en el norte de su territorio y a lo largo de los escurrimientos denominados barrancas, estas zonas ecológicas proveen a la ciudad de servicios ambientales como la captura de carbono, la generación de oxígeno y la captación de agua de lluvia principalmente.   
La zona arbolada que existe en el norte del municipio cuenta con protección ambiental, ya que forma parte del “Corredor Biológico Chichinautzin” que se ubica en el noroeste de Morelos y abarca 12 municipios del estado, el cual cuenta con protección federal a partir del 30 de noviembre de 1988 que fue decretado como “Área de protección de flora y fauna”, una porción de este decreto ubicado al norponiente del municipio, comparte protección con el “Parque Nacional Lagunas de Zempoala”, el cual fue decretado el 27 de noviembre del 2011, con su publicación en Diario Oficial de la Federación.  
No obstante que las barrancas que atraviesan al municipio de norte a sur, cumplen un papel preponderante en el equilibrio ecológico de la zona, ya que son poseedores de una enorme riqueza biótica de especies endémicas de flora y fauna, son zonas de captación de agua de lluvia que abastecen al acuífero de Cuernavaca y alimentan numerosos cuerpos de agua en los estados de Morelos y Guerrero, no contaban con protección ambiental alguna, hasta que el 21 de enero del 2015 el Ayuntamiento de Cuernavaca publica el Acuerdo por el que se Declara la Zona Natural Protegida denominada “Barrancas Urbanas de Cuernavaca”.
Esta zona natural protegida comprende las barrancas de: Ahuatlan, Atzingo, Chalchiuapan, Salto Chico, San Antón, San Pedro, el Tecolote y Tzompantle, con una superficie aproximada de 369.95 hectáreas y una superficie de amortiguamiento de 322.50103 hectáreas, su función principal será orientada a las actividades de aprovechamiento sustentable.
Las tendencias actuales de crecimiento de Cuernavaca han generado una ciudad densamente poblada, pasando de 1,680 habitantes/km2 en el 2010 a 1,894 habitantes/km2 en el 2017, lo que representa un incremento del 12.8 % en 7 años.
La densificación de la ciudad ha generado cambios significativos en el uso de suelo y el ordenamiento urbano en general, provocando la ocupación de zonas de preservación ecológica como las barrancas; sin embargo, nos damos cuenta que es mayor el daño que se provoca a las barrancas, con la vecindad que se tiene con las edificaciones existentes, ya que por falta de recursos económicos en algunos casos y principalmente por falta de vigilancia de nuestras autoridades municipales, se descargan las aguas negras de la ciudad a sus afluentes, contaminando estos pulmones verdes que tanto beneficio ambiental ofrecen a Cuernavaca.
Las barrancas de Cuernavaca son las causantes del envidiable clima que existe en la ciudad, ya que durante el día soplan vientos que bajan de la montaña, refrescando la ciudad, y en la tarde los vientos regresan a la montaña recogiendo el calor generado durante el día. La importancia ambiental de las mismas es representada por la gran diversidad biológica y ecosistemas prioritarios para la conservación de la flora y fauna que existe a lo largo de ellas y por ser el medio de captación de aguas pluviales que abastecen el Acuífero Cuernavaca.
Aun cuando estamos conscientes de la importancia ambiental que representan las barrancas, nos hemos obsesionado en destruirlas, mandando las descargas de aguas negras sin tratamiento de nuestras casas y negocios y las autoridades lo permiten sin sentir ninguna culpa; además de ser receptoras de las descargas domiciliarias y de algunas redes municipales sin tratamiento, la población sin miramiento alguno, ocupa los causes de las barrancas como tiraderos de basura, lo cual además de causar una importante contaminación, generan taponamientos que provocan a la larga estancamientos que inundan las casas cercanas a sus cause.  
Todos estamos orgullosos del privilegiado clima que tiene Cuernavaca que ha sido reconocido a nivel mundial con el nombre de “Cuernavaca, la ciudad de la eterna primavera”; sin embargo, no ayudamos a conservar los beneficios que nos ofrecen las barrancas que atraviesan la ciudad, en la actualidad estos escurrimientos naturales son “drenajes a cielo abierto”, con aguas negras y basura por doquier, poco a poco estamos matando el clima de Cuernavaca y estamos sujetos a enfermedades provocadas por la creciente contaminación de las barrancas.     
Es necesario hacer conciencia ciudadana para rescatar a nuestra ciudad y su hermoso clima, ya existe una política de protección y conservación del medio ambiente con el reconocimiento como zona natural protegida de las “Barrancas urbanas de Cuernavaca”, ahora falta educación hacia una cultura cívica con enfoque ambiental; los ciudadanos debemos ayudar en la medida de lo posible a desterrar la contaminación de nuestras barrancas, nadie quiere una ciudad sucia y desordenada.
La basura en las calles y las barrancas es fuente de gérmenes que se propagan velozmente y afectan a los más débiles, afean la ciudad y contaminan el medio ambiente, provocando daños en los acuíferos y en la calidad del aire.
Para lograr que las barrancas sigan ofreciendo el extraordinario equilibrio climático en la ciudad de Cuernavaca, es necesario realizar entre otras, las siguientes acciones:
•    Formular un Plan de Ordenamiento Ecológico, para regular las barrancas del Municipio de Cuernavaca. (Municipio)
•    Instalar fosas sépticas domiciliarias. (Habitantes de Cuernavaca)
•    Construir colectores de captación de aguas negras a lo largo de las barrancas, para conducirlas a plantas de tratamiento. (Municipio, Estado y Federación)
•    Eliminar las descargas en el cauce de las barrancas de la ciudad. (Todos)
•    Promover la educación ambiental desde el ciclo básico. (Todos)
•    Fomentar la denuncia ciudadana contra los infractores y las autoridades que caigan en actos de corrupción por ejercicio u omisión.
No solo la población que vive en colindancia con las barrancas es afectada por la contaminación de las mismas con basura, drenajes a cielo abierto, por la inseguridad y la proliferación de la fauna nociva, todos los habitantes de Cuernavaca nos vemos afectados por los abrumadores cambios de temperatura que se sufren en los últimos años, los cuales son ocasionados en parte por el deterioro de las barrancas. Si es un mal de todos, todos debemos participar en su solución.   
Las soluciones que se han propuesto a lo largo de los años, son la implementación de la limpieza y la promoción de la cultura ambiental principalmente, sin tomar en cuenta que los que habitan fuera de su entorno, también tienen culpa, ya que la topografía de la ciudad nos lleva a la descarga de las lluvias y de los drenajes a las barrancas, por lo cual, todos debemos tratar nuestras aguas negras dentro de nuestra propiedad y evitar la disposición de la basura en las calles, actitud tomada en los últimos años y que afea Cuernavaca.
A todos nos gustaría contar con parques lineales que se pudieran aprovechar en beneficio de la población en general, siguiendo el ejemplo que tenemos desde hace muchos años y que actualmente se llama “Parque Estatal Urbano Barranca de Chapultepec”, barranca que debido a su conservación, muestra a los visitantes una belleza escénica incomparable, por su riqueza natural y valor histórico. Su reconocimiento como área natural protegida, se remonta al 25 de febrero de 1937 cuando se declaró como “Parque nacional a la barranca de Chapultepec”, decreto derogado el 30 de noviembre de 1964, destinándose al servicio del Gobierno del Estado de Morelos los terrenos comprendidos dentro del ex Parque Nacional, y otorgándose la categoría de “Parque Estatal Urbano”, el cual se reconoce como área natural protegida de competencia estatal el 27 de octubre del 2017.
Si por medio del trabajo conjunto entre población y autoridades logramos el rescate de las barrancas urbanas de Cuernavaca, podemos contar con 8 parques lineales más, que cuenten con las características del “Parque Barranca de Chapultepec”, generando zonas con alto valor ecológico que contribuye a la estabilidad climática de la ciudad, por su vegetación y su agua, lo cual regula la humedad y la temperatura del aire.
Si consideramos que la ciudad de Cuernavaca cuenta con muy pocas áreas verdes y un porcentaje de áreas verdes por habitante muy por debajo de la media nacional, esta opción nos ayuda a revertir esta tendencia en beneficio de la ecología y por sus características excepcionales permitirán impulsar la actividad turística y recreativa, así como la investigación y educación ambiental basada en el aprovechamiento sustentable de su patrimonio natural.

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